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viernes, 24 de agosto de 2012

En casa del Tero Guzman


A nuestra llegada a Salta, en El Álamo, nos habían hablado de esta zona, en la que había un pueblecito donde podríamos ver a las hilanderas indígenas utilizando técnicas de hace más de 500 años. Pregunté a Dardo por ello y le comenté mi interés por tomar algunas fotografías. Tras darme las indicaciones pertinentes de como llegar, me dijo que buscara al “Tero Guzmán”, el patriarca de una familia de hilanderos, y le dijera que iba de su parte (me entrego una tarjeta de visita para presentar).


Me presento ante el “Tero Guzmán” y le entrego la tarjeta de Dardo. Tienen una casa en la orilla de la pista, amplia y con bastante movimiento de gente. Me presento como fotógrafo interesado en hacer un pequeño reportaje sobre el trabajo de las hilanderas y me ofrece toda su colaboración. Se le ve un buen hombre, curtido en mil batallas, y muy trabajador. Una de las chicas de la familia está trabajando en ese momento en uno de los telares a cielo abierto y realizo algunas tomas. Más tarde, Tero también posará, mientras charlamos y nos enseña algunas revistas americanas que publican algunos reportajes sobre él. Si pones su nombre en Google, aparecen los internacionalmente prestigiosos ponchos salteños de “El Tero Guzmán”, nos dice.


Cuenta Alfonso, “El Tero Guzmán” que la técnica con la que trabajan es la misma que usaban hace 500 años los pobladores de estas tierras, herencia de las diferentes culturas a lo largo de los años, Puna, Calchaquíe y otras. Nos presenta a Vitalia Herrera, su esposa, que saluda brevemente y regresa a sus tareas en la organización de la casa, son más de veinte de familia y seguro que no le falta trabajo. Tras pasar un buen rato en su casa, nos despedimos deseándole mucha salud y suerte en la vida, a lo que nos contesta... “a la suerte se llega con trabajo, con mucho trabajo y... lo de la salud, eso está en manos de Dios”. “Adiós Tero, hasta la próxima”.


miércoles, 15 de agosto de 2012

martes, 7 de agosto de 2012

Los niños que pedían platita para el cole


Antes de llegar a El Moreno hemos hecho una parada en un lugar indeterminado de la ruta. Unas edificaciones de adobe a la derecha con una pequeña iglesia y dos niños que se acercan corriendo... “¿nos da platita para el cole?”. Se les ve muy humildes y me imagino su vida bastante dura por estas latitudes, aunque no pierden su simpatía y han posado amablemente para mí antes de despedirnos y seguir nuestro camino.


A lo largo de este viaje pude descubrir la dureza de la vida en algunas zonas del territorio argentino, pero el encanto particular de los niños y su honestidad no entiende de economía.


Si es cierto que el color da un toque especial a la vida, pero no se refleja por igual depende en que parte del planeta nos encontremos.


martes, 17 de julio de 2012

Charlie Weekend. El Gaucho de Bariloche.


Bajamos por una larga recta, que es absorbida por una enorme extensión de masa blanca bajo el horizonte, son las Salinas Grandes. Nos paramos para inmortalizar la escena y coincidimos con Mauricio, un viajero italiano que se mueve en solitario por la zona. Charlamos un rato y compartimos alguna foto, dándole algunos consejos para lograr una buena toma. Ya más abajo, en el cruce hacia San Antonio de los Cobres, conocemos a Juan Carlos Liquin, Charlie Weekend para los amigos. Tiene 75 años y es un gaucho de Bariloche, aunque sus orígenes están en un pueblito, no muy lejano de aquí, en las faldas del Nevado Chaní ( 5.980 m. a.s.n.m.). Debemos desviarnos un poco, pero acordamos llevarle a El Moreno, donde se dirige para asistir al entierro de su hermana de 82 años que ha fallecido.



La compañía de Charlie es muy interesante, nos cuenta un montón de cosas sobre su vida y su familia (le gusta comunicarse). También nos relata algún episodio de su infancia a las faldas del Nevado Chaní, al que venían escaladores de todas partes del mundo, se agacha y coge un arbusto, lo huele entre sus manos ... es una buena planta para hacer mate.


Estamos en ruta, pista ancha de ripio y buena compañía. Nos hemos desviado para dirigirnos a El Moreno, pequeño pueblecito en las montañas donde dejaremos a Charlie. El paisaje es desértico, prácticamente sin vegetación y la pista siempre hacia arriba. Hemos llegado, es un pueblito muy pequeño, en el que no creo que vivan más de seis u ocho familias. Con un gesto, Charlie nos dirige hacia una de las casas de adobe. En la puerta un hombre adulto y unos niños nos miran con sorpresa mientras nos acercamos ... Charlie desciende del coche para parlamentar. Oteo el horizonte desde el coche, el paisaje es montañoso, predominan los tonos ocre y no hay ni rastro de verde. Imponente, al fondo y predominando sobre la escena, la cumbre nevada del Chaní.

Atravesando pistas de tierra casi intratables, ríos y desniveles varios, vamos ganando terreno a la montana. Escudriñando el horizonte intento localizar algún vestigio de vida entre las montanas pero no distingo nada, mas allá de piedra, tierra y montana, ni siquiera hay un guanaco. Más de media hora tardamos en alcanzar San Jose de Chani, su pueblo. Son tres casas de adobe muy humildes. No se oye ni un alma... le miramos ... ".que hacemos?" Charlie gira su vista hacia más arriba ... 


Si, volvemos a ganar terreno a la montana, ya hace rato que pasamos los 3.000 m. y subiendo. Nos encontramos bien y animados, aunque empiezo a sentir curiosidad por saber donde íbamos a terminar. En nuestra última parada, Charlie nos hablo de un lugar... un poco más arriba... donde encontraremos a su familia. 

Debemos estar cerca de los 4.000 m. cuando llegamos a una ... dos casas perdidas en medio de la nada. No se ve ni un alma pero Charlie desciende del coche y se introduce con seguridad en una de las casas con la puerta abierta. Le seguimos y en su interior encontramos una veintena de personas, en su mayoría hombres, y el cuerpo de la hermana de Charlie postrado sobre un murete de piedra. Están rezando oraciones en alto, una especie de letanías, mientras nuestro compañero de viaje se acerca al cuerpo sin vida de su hermana. La mirada amable de Charlie se torna triste y compungida, mientras acaricia con suavidad el brazo de la fallecida. Aunque acabo de conocerle, me apena su trance y lo siento. Por unos momentos tengo la sensación de que esto, más que un funeral, parece una despedida entre luchadores.

domingo, 8 de julio de 2012

Otros encuentros fugaces



Tenemos un día soleado y buena temperatura en la capital (es verano en Argentina del 21/12 al 21/03), lo que aprovecha mucha gente para salir a pasear, tomar el sol y pescar. Por la zona se ve gente humilde y de clase “trabajadora”. Delfino es un buen hombre que conocemos en el paseo, es de Misiones (provincia Argentina) y tiene a remojo unos peces atados a una cuerda. Nos cuenta “la vida en la capital es difícil, hay mucho paro, muchas necesidades, y muchas familias viven con lo básico, por lo que el pescado es una buena opción para complementar los menús semanales”.

También nos habla de su hijo, que emigro a USA y estuvo 12 años trabajando allí, “fue expulsado del país por la nueva política de Obama” y tuvo que regresar. "Pude haber ido a Europa", nos dice muy relajado y distendido, "me invito una ex mujer que había cobrado una gran herencia, aunque finalmente decidí quedarme en mi tierra", dice... "soy feliz aquí con mi huerto y mi estilo de vida" (se le ve un hombre honesto y sencillo).

Por último, antes de despedirnos y desearnos suerte, nos hablo muy bien de la Presidenta del país Cristina Fernández de Kirchner y de su difunto marido Néstor Kirchner, haciendo referencia a que la Presidenta está sometida a muchas presiones internas debido a la corrupción que la rodea por todos lados.

Iniciamos nuestro primer vuelo interno por el país con buenas sensaciones e ilusión por lo que nos espera. Volamos en un Boeing 737-500 de Aerolíneas, bastante más pequeño que el otro y compartimos asiento con Luis Eduardo Castro, que en una agradable charla, nos relata que se había dedicado a la política habiendo llegado a ser alcalde. En la actualidad trabajaba en temas sindicales y tiene varios frentes abiertos.

Nos cuenta que su hermano es Ministro del gobierno de Chubut y también nos habla de su hija, cuadripléjica, y de los momentos fantásticos y críticos que la enfermedad había deparado para su familia.

Su status debe ser bueno, pues en su casa tienen jardín y piscina (aunque acabábamos de llegar, intuimos que son pocas las personas del país que gozan de estos "privilegios".

No nos habla demasiado bien de la presidenta del país (recordaba sin decir nada a Delfino). Está de vacaciones y se dirige a Cholila, para visitar a su hermano y participar en la Fiesta del Asado. Es una fiesta muy popular que se vive con intensidad durante tres largos días. Se hacen numerosas hogueras, donde se pueden llegar a asar más de quinientos corderos para el fin de semana, a la par que realizan festivales, bailes populares y otras actividades típicas de la zona como jineteadas, carreras de caballos y concursos de hacheros. Parece que la fiesta y el buen ambiente están garantizados para todo visitante.


Bajamos por una larga recta, que es absorbida por una enorme extensión de masa blanca bajo el horizonte, son las Salinas Grandes. Nos paramos para inmortalizar la escena y coincidimos con Mauricio, un viajero italiano que se mueve en solitario por la zona. Charlamos un rato y compartimos alguna foto, dándole algunos consejos para lograr una buena toma.



lunes, 25 de junio de 2012

El Salar del Hombre Muerto


Quiero detenerme por un momento en el Salar del Hombre Muerto (provincia de Catamarca y Departamento de Antofagasta de la Sierra, a 700 km. de la capital. Coordenadas 25º28.45’74’’ S 67º05’34.60’’ W. "Estamos a 4.000 m. a.s.n.m. y circulamos por una pista de ripio dejando atrás, a lo lejos, un lago con un color impresionante en su superficie, cuando le digo a Luis, "para, para". Descendemos del coche y admiramos un paisaje en el que la vista se va inevitablemente a las distintas tonalidades de verde que tiene el lago".


Decidimos acercarnos y disfrutar más de cerca del espectáculo. Ha merecido la pena, esto es precioso y Luis está impresionado (este será uno de sus sitios especiales durante el viaje). Hay unas enormes piscinas, con un colorido enriquecedor, que utilizan de alguna manera para uso industrial.


En el subsuelo, el agua subterránea es una salmuera saturada de cloruro de sodio, portadora de litio y potasio entre otros minerales, que comercializan para distintos sectores empresariales, exportando fuera del país toda la producción. En el mundo, hay tres regiones donde existen yacimientos similares, siendo este por sus características el más importante del planeta.


martes, 8 de mayo de 2012

Jorge y su grupo


Conocemos a un compañero de hospedería, se llama Jorge y es de Tuy (Pontevedra). Está de vacaciones y forma parte de un curioso grupo viajero formado por su hija Rebeca, Noelia , Nadia y Jose, con los que compartimos algunos momentos de nuestro viaje. Y digo curioso porque, según me detalla Rebeca, es casi un viaje iniciático. A Nadia hace más de 12 años que no la ve, es una "amiga" de la infancia y me cuenta que le pegaba (cosas de niñas). El viaje ha sido un súper reencuentro para iniciar una amistad sin malos tratos, dice sonriendo. Además viajan en una furgoneta de dos plazas + la zona de carga, donde sobre un colchón de gomaespuma, harán todo el recorrido entre maleta y maleta, al menos tres de sus miembros.

Charlie Weekend, Luis, Jorge, Rebeca, Noelia, José, Nadia y Ángel
En el mercadillo volvemos a encontrarnos y Jorge está repostando hoja de coca. Hablamos con el vendedor y nos enteramos de que para que surta mejor efecto, hay que mezclarlo con "chista". Tengo el complemento en la mano, es oscuro y no huele a nada (parece un trozo de hachís). En la demostración posterior a la venta, el paisano cogió un trozo pequeñito de chista y lo envolvió en hojas de coca (retirando previamente los trozos de ramita de las hojas), para seguidamente introducírselo en uno de los carrillos, donde lo masticará un poco para sacarle su jugo. Esta masa verde-amarillenta que se forma, la irá moviendo entre sus encías, hasta que finalmente la escupa, después de un buen rato.

lunes, 16 de abril de 2012

Samuel, en El Calafate


A las 08,00 A.M. pasamos por el Hostel a recoger a Samuel, que nos lleva al Restaurante Los Amigos, donde podemos degustar una Grillada de pescado y marisco. En el postre tengo la sensación de haber descubierto un sabor nuevo. Aconsejado por Samuel me decido a probar el helado de Calafate (es un fruto de la tierra, muy parecido a las endrinas en España), está muy bueno, es dulce y deja una sensación agradable al pasar por mi paladar.

Durante la cena charlamos y nos narra experiencias en su Hostel con gente viajera y de su recorrido vital, parece que ha tenido una vida interesante. “Cuando era joven, trabajé una temporada en la zona del Lago del Desierto, haciendo algunas edificaciones. Las nevadas eran grandes en aquella época y tuvimos varios encuentros con el puma. La vida entonces era más dura, eran otros tiempos”.


También nos cuenta la experiencia de un familiar, que recién llegado a Buenos Aires, tomo un taxi en el aeropuerto y el taxista le llevo a una zona apartada para desvalijarle. Se llevo un buen susto, aunque tuvo suerte y salió ileso.

Nos parece especialmente curiosa la historia de los israelitas que nos relata Samuel, resulta que en su país, cuando terminan el servicio militar, el gobierno les da 20.000 $ (americanos) y un ano sabático para que viajen por el mundo, eligiendo especialmente América del Sur. Mas "curioso", por decirlo de alguna manera, nos resulta que, al que regresa habiendo gastado menos dinero, le recompensan doblándole la cantidad. Una "costumbre" de la que conocemos el que, pero no el por qué. Tal vez tiene algún significado en sus trayectorias de vida, alcanzar la madurez, quien sabe. Tal vez algún día conozcamos alguien que nos lo cuente. Hasta siempre, Samuel. Suerte en el camino y tal vez nos encontremos por ahí.

lunes, 12 de marzo de 2012

En el corazón de Salta



Atravesando pistas de tierra casi intratables, ríos y desniveles varios, vamos ganando terreno a la montaña. Hemos pasado El Moreno y seguimos ascendiendo por las inmediaciones del nevado Chaní, cuando nos encontramos en la ruta con una pastora que pasaba por allí.



Hemos hecho una pequeña parada aprovechando el encuentro, para charlar un poco con ella y tomar algunas fotografías. En el retrato se puede apreciar la simpatía de la pastora y la cara de "extrañeza" de los niños.



Por cualquier rincón del planeta te puedes encontrar buena gente.