A nuestra llegada a Salta, en El Álamo, nos habían hablado de esta
zona, en la que había un pueblecito donde podríamos ver a las hilanderas indígenas
utilizando técnicas de hace más de 500 años. Pregunté a Dardo por ello y le
comenté mi interés por tomar algunas fotografías. Tras darme las indicaciones
pertinentes de como llegar, me dijo que buscara al “Tero Guzmán”, el patriarca
de una familia de hilanderos, y le dijera que iba de su parte (me entrego una
tarjeta de visita para presentar).
Me presento ante el “Tero Guzmán” y le entrego la tarjeta de Dardo.
Tienen una casa en la orilla de la pista, amplia y con bastante movimiento de
gente. Me presento como fotógrafo interesado en hacer un pequeño reportaje sobre el trabajo de las hilanderas
y me ofrece toda su colaboración. Se le ve un buen hombre, curtido en mil
batallas, y muy trabajador. Una de las chicas
de la familia está trabajando en ese momento en uno de los telares a cielo
abierto y realizo algunas tomas. Más tarde, Tero también posará, mientras
charlamos y nos enseña algunas revistas americanas que publican algunos
reportajes sobre él. Si pones su nombre en Google, aparecen los
internacionalmente prestigiosos ponchos salteños de “El Tero Guzmán”, nos dice.
Cuenta Alfonso, “El Tero Guzmán” que la técnica con la
que trabajan es la misma que usaban hace 500 años los pobladores de estas
tierras, herencia de las diferentes culturas a lo largo de los años, Puna,
Calchaquíe y otras. Nos presenta a Vitalia Herrera, su esposa, que saluda
brevemente y regresa a sus tareas en la organización de la casa, son más de
veinte de familia y seguro que no le falta trabajo. Tras pasar un buen rato en
su casa, nos despedimos deseándole mucha salud y suerte en la vida, a lo que
nos contesta... “a la suerte se llega con trabajo, con mucho trabajo y... lo de
la salud, eso está en manos de Dios”. “Adiós Tero, hasta la próxima”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario