Atravesando pistas de tierra casi intratables, ríos y desniveles varios, vamos ganando terreno a la montaña. Hemos pasado El Moreno y seguimos ascendiendo por las inmediaciones del nevado Chaní, cuando nos encontramos en la ruta con una pastora que pasaba por allí.
Hemos hecho una pequeña parada aprovechando el encuentro, para charlar un poco con ella y tomar algunas fotografías. En el retrato se puede apreciar la simpatía de la pastora y la cara de "extrañeza" de los niños.
Por cualquier rincón del planeta te puedes encontrar buena gente.