A las 08,00 A.M. pasamos por el Hostel a recoger a Samuel, que nos lleva al Restaurante Los Amigos, donde podemos degustar una Grillada de pescado y marisco. En el postre tengo la sensación de haber descubierto un sabor nuevo. Aconsejado por Samuel me decido a probar el helado de Calafate (es un fruto de la tierra, muy parecido a las endrinas en España), está muy bueno, es dulce y deja una sensación agradable al pasar por mi paladar.
Durante la cena charlamos y nos narra experiencias en su Hostel con gente viajera y de su recorrido vital, parece que ha tenido una vida interesante. “Cuando era joven, trabajé una temporada en la zona del Lago del Desierto, haciendo algunas edificaciones. Las nevadas eran grandes en aquella época y tuvimos varios encuentros con el puma. La vida entonces era más dura, eran otros tiempos”.
También nos cuenta la experiencia de un familiar, que recién llegado a Buenos Aires, tomo un taxi en el aeropuerto y el taxista le llevo a una zona apartada para desvalijarle. Se llevo un buen susto, aunque tuvo suerte y salió ileso.
Nos parece especialmente curiosa la historia de los israelitas que nos relata Samuel, resulta que en su país, cuando terminan el servicio militar, el gobierno les da 20.000 $ (americanos) y un ano sabático para que viajen por el mundo, eligiendo especialmente América del Sur. Mas "curioso", por decirlo de alguna manera, nos resulta que, al que regresa habiendo gastado menos dinero, le recompensan doblándole la cantidad. Una "costumbre" de la que conocemos el que, pero no el por qué. Tal vez tiene algún significado en sus trayectorias de vida, alcanzar la madurez, quien sabe. Tal vez algún día conozcamos alguien que nos lo cuente. Hasta siempre, Samuel. Suerte en el camino y tal vez nos encontremos por ahí.